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Algoncas | 16:56

Los glaciares recuperan hielo, el hombre lo derrite

Informe Especial (por Ricardo Villalba).- Rehielo en el Artico, inundaciones en Perú y Brasil, terremotos en Haití y Chile. Erupción volcánica en Islandia. El director del IANIGLA, Ricardo Villalba, reconoce mayor vulnerabilidad de la población a los desastres naturales y ambientales. Pero no cree en pronósticos apocalípticos para 2012.
Una buena noticia entre tanta catástrofe natural fue la recuperación de hielos que se registró en el Artico desde comienzo de año. Los científicos la atribuyeron a una oscilación negativa en el Hemisferio Norte, que revirtió una tendencia al descongelamiento luego del 2007.
Y mejor aún, esa variación se reprodujo en la austral parte antártica, lo cual hizo que se viera más cantidad de hielo que en otros veranos en los glaciares al sur de Bariloche.
Pero los ambientalistas no se hicieron demasiadas ilusiones luego de conocido el informe proporcionado por el director del Centro Nacional de Información sobre Hielo y Nieve en Colorado, Estados Unidos.
Si bien aumentó el volumen de hielo, el calentamiento global como consecuencia de la emisión de gases provenientes de los grandes conglomerados humanos lo derriten y, en consecuencia, todo queda como estaba.
Consultado sobre este repunte de la masa de agua congelada, el director del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla), con sede en el Centro Regional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Cricyt), de Mendoza, Ricardo Villalba, aclaró que "el clima que estamos viviendo en la actualidad es una combinación (y la comunidad científica está de acuerdo) entre las variaciones naturales del sistema climático, en las cuales está sobrepuesta posiblemente la actividad humana".
En tal sentido, señaló que este proceso de calentamiento y de retracción de los hielos del Artico que ha venido sucediendo con su máxima extensión desde 2007, muchos científicos lo vinculan con una manifestación clara de la influencia humana sobre el clima asociada al calentamiento global.
Sin embargo, advirtió que el clima que estamos viendo, la situación actual, no es únicamente el calentamiento global, ya que el clima ha sido variable durante toda la historia geológica de la Tierra y no tiene por qué dejarlo de ser en la actualidad.
Sobre lo ocurrido particularmente en el Artico, y como bien lo expresara la gente del Centro de Hielo y Nieve de Estados Unidos, debe atribuirse a que "uno de los forzantes de la variabilidad climática, que es la oscilación ártica, equivalente a la oscilación antártica que tenemos aquí en el país, y produjo anomalías de tipo negativas que estuvieron asociadas justamente a toda esta ola de frío que vimos que ocurrió en Europa y la parte Este de EE.UU".
La asoció, seguramente, con el crecimiento del hielo, o una cierta recuperación del hielo: "No sé a qué magnitud ni a qué año estamos volviendo lo que ha ocurrido en el Artico y a eso es lo que estaba refiriendo el director del Centro de Hielo y Nieve", dijo.
A la pregunta de si podría suceder que esa oscilación negativa se reflejara en este lado del Hemisferio y hubiera una recuperación del hielo en los glaciares, Villalba señaló que la oscilación antártica, en particular en este verano, fue negativa.
"Si uno habla con la gente de Bariloche, en particular el Norte de la Patagonia, muchos van a decir que prácticamente no hubo verano. Y que sólo a finales de febrero y comienzos de marzo existieron unos quince días con temperaturas equivalentes a los veranos anteriores", ejemplificó.
Asoció esta situación a lo que ha ocurrido fundamentalmente en enero y comienzos de febrero: hubo mucha lluvia y temperaturas bajas en el norte patagónico.
Afirmó que estuvo vinculado a valores negativos de la oscilación antártica, equivalente a la oscilación ártica en el hemisferio norte.
El científico mendocino manifestó que habían estado visitando los glaciares, como se hace todos los años, y notaron sin duda que de enero a marzo la acumulación de nieve era mayor a la de enero de otros años, y que el proceso de rendimiento de los hielos había sido menor que en otros años.
No obstante, calificó de muy difícil afirmar que esto vaya a cambiar la tendencia general que se traía, pero aseguró que obviamente "la retracción en este año en particular va a ser menor en los glaciares del norte de la Patagonia que en otros lugares.
Comparó con que más al norte, en San Juan, donde no llega la influencia de la oscilación antártica, hay una situación muy crítica, con velocidad de retracción enorme de los glaciares en ese sector de la cordillera.
Atribuyó estos efectos precisamente al proceso de forzantes naturales de variabilidad climática, sobre los cuales se sobreimpone el calentamiento global asociado a la actividad humana.
"Por eso no podemos esperar que todos los años exista una retracción idéntica y marcada de los cuerpos de hielo en respuesta al cambio climático, sino de cómo justamente este juego entre el componente humano y el natural va variando en el tiempo", bajó expectativas.
Ahí diagnosticó: "Es el cambio climático el que provoca el derretimiento de los hielos con la actividad antropogénica como causante, pero la variación del clima tiene una incidencia muy fuerte en estos fenómenos".

Pequeña edad de hielo

Sin duda -destacó- globalmente todos los científicos somos conscientes que, a comienzos del siglo XIX (1820/1850), ocurrió lo que se denomina la parte final de la pequeña edad de hielo, con lo cual a partir de ese momento empieza un proceso de retracción de los glaciares a escala global.
Comparó sobre el particular que ese retroceso no tiene que ver con la actividad humana, sino que la emisión de monóxido de carbono, de los gases tipo invernadero, se ha incrementado en el siglo XX, mientras ese retroceso de los glaciares estuvo asociado a la variabilidad climática natural.
Ahora, ese proceso que se venía dando de retracción de los glaciares ha sido refortalecido por el calentamiento humano. No olvidemos que en 1850 ocurrió un mínimo de variabilidad natural, con lo cual la temperatura de la tierra fue entre medio y un grado centígrado más fría que lo que es actualmente.
Consultado sobre si los distintos fenómenos que derivaron en los desastres, pero que se fueron dando uno detrás de otro, como el terremoto en Haití, en Chile, los tsunamis, las inundaciones en Macchu Picchu y Brasil, responden a un patrón común, o si la tierra tiene un efecto de acción y reacción que los forma, Villalba deslindó: "El origen de estos fenómenos es muy distinto. Los movimientos sísmicos no están asociados a la actividad humana, dependen del movimiento de placas tectónicas, ajenos a la influencia del hombre".
El sismo de Haití o el de Chile no dependen de que el hombre aumente la concentración de gases, ni el efecto invernadero, ni que exista deforestación en la zona tropical.
Sostuvo que, por el contrario, otros procesos, como el de las inundaciones de Perú, o lo que sucede en Brasil, en la zona de Río de Janeiro, se deben a conductas humanas que modifican la situación ambiental en particular, o se ubican las poblaciones en lugares vulnerables, en los cuales, ayudado por la deforestación, hacen que ese sitio se transforme aún en más vulnerable y termine colapsando toda la ladera de una montaña.
Hay una mezcla de factores que no se debe a la actividad humana, como los sismos de gran magnitud, a los que se suma la modificación del ambiente por la acción del hombre, lo cual hace que este tipo de desastres naturales ocurran con mayor frecuencia.
¿Podemos hablar de que haya franjas de la tierra más propensas que otras a estos fenómenos?, se le pregunta.
-Los sismos de gran magnitud obviamente no suceden en la ciudad de Buenos Aires… sino en áreas naturales donde se da este proceso de colisión de placas tectónicas, donde existen fallas naturales de la corteza terrestre que hacen más vulnerable ese sector a estos movimientos telúricos.
Explicó que esto tiene una localización muy particular, que forman todos los arcos de colisión ante placas tectónicas y que en muchos lugares del mundo están asociadas a la actividad volcánica.
Por el contrario, hay otras regiones donde la actividad del hombre modifica el ambiente natural y lo torna más vulnerables a los cambios climáticos que están ocurriendo.
Las zonas de más marcada deforestación son mucho más propensas a esos desequilibrios que aquellas donde los bosques se mantienen.
Aquellas zonas con una alta población, que ejerce un cambio muy pronunciado en el paisaje, tienen más posibilidades de ser afectadas mayormente por los desastres ambientales que aquellas que han permanecido prácticamente sin haber sido alteradas.
Aquí va a depender de cuál sea la relación particular entre el hombre y el ambiente para este tipo de desastre natural, en tanto que en otros casos, fundamentalmente relacionados con la actividad sísmica, están localizados en ciertas áreas donde se producen estos procesos de choque de las placas.

Lo que sucedió con Islandia

Para el director del Ianigla, "el hombre no tiene influencia sobre la actividad sísmica o volcánica: son procesos naturales que han ocurrido a lo largo de toda la historia del planeta y, si bien estamos siendo golpeados por movimientos sísmicos de gran importancia, uno tiene que pensar que por ejemplo, el de 1960 de Valdivia fue más intenso en magnitud que el de Concepción, de febrero".
Los que obedecen al crecimiento de la población humana y a la actividad de las personas llevan a lo sucedido en Brasil con más frecuencia, porque obviamente, hay más gente viviendo en el mundo, y más gente es afectada por los ciclones, los tornados, porque en las regiones donde se concentran antes no había actividad humana. Y a su vez, el hombre, al modificar el ambiente, lo está debilitando.
Al mencionarse la leyenda maya que vaticina para 2012 una sucesión de desastres naturales en todo el planeta, que llevarían al fin del mundo, el científico convalida que "la tendencia al aumento de desastres es algo que está ocurriendo y por las causas ya mencionadas: aumento de la población y de la vulnerabilidad de esta población a los desastres naturales, como consecuencia del mismo efecto que ejerce el hombre sobre el ambiente".
No obstante, niega la existencia de alguna evidencia científica que indique que en el 2012 van a ocurrir eventos muy particulares. "Esta leyenda maya de asociar con su calendario y su forma de vida es por supuesto porque el 2012 es un año especial para ellos", redondea.

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