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Algoncas | 14:09

La crisis mundial avanza hacia una encrucijada

Opinión.- La caída libre que han experimentado los mercados durante la semana que concluye, junto al imparable ascenso del precio del oro, parecen anticipar que la economía mundial está en camino de ingresar a una nueva fase de recesión y destrucción de capitales.

La reunión en la Cumbre celebrada en París entre el presidente francés, Nicholas Sarkozy, y la canciller alemana, Angela Merkel, sólo sirvió para echar más leña a la hoguera de los mercados, debido a su completo fracaso para aportar una salida a la crisis de la deuda europea.

Por el contrario, el carácter meramente declarativo de su convocatoria a formar un "verdadero gobierno económico europeo" y su planteamiento de imponer un impuesto a las transacciones financieras, terminó de hundir a las Bolsas.

Esto condujo a algunos expertos a sostener que la situación financiera y económica internacional está al filo de un viraje.

"Los mercados de acciones están casi en caída libre", sostuvo Ed Yardeni, de la firma Yardeni Research de la City londinense.

En su concepto, "el oro en niveles récords y los rendimientos de los títulos públicos (de los países desarrollados) en sus mínimos históricos no constituyen una huída hacia la calidad sino que es una acción de pánico hacia la calidad".

La aseveración parece atinada a la vista del hundimiento experimentado por las Bolsas y, en particular, por los desplomes inéditos desde la crisis de 2008 sufridos por las acciones de los bancos.

Para los analistas resulta claro que las caídas bursátiles responden al empeoramiento de las perspectivas económicas internacionales.

Y a los indicadores que así lo señalan se suman los crecientes rumores sobre los bancos europeos que llevaron durante esta semana a que la Reserva Federal de Estados Unidos centre su vigilancia sobre las filiales estadounidenses de las entidades del otro lado del Atlántico.

En la base de los problemas bancarios europeos está la irresolución de la crisis de la deuda en el continente que, semana tras semana, va ganando terreno. Ahora, los rumores de crisis en Francia se extienden también a Alemania.

El mercado desconfía de la capacidad de resistencia de los sistemas financieros de los dos colosos europeos que son, al mismo tiempo, los países cuyos sistemas financieros están más expuestos a eventuales declaraciones de no pago de Italia y España.

Con una Eurozona creciendo a apenas el 0,2% en el segundo trimestre, una clara caída desde el 0,8% logrado en el primero, y con Estados Unidos aumentando el número de desempleados y cayendo en su ritmo de crecimiento, los temores a una nueva recesión tienen fundamentos nada subjetivos.

Esta semana, el banco Morgan Stanley redujo su estimación de crecimiento en EEUU del 4,2% al 3,9%, mientras que el Barclays disminuyó de 1,6% a 1,1% su previsión de aumento del PBI de la Eurozona.

A los que se sumó hoy una proyección de igual tono de parte del JP Morgan Chase y el Citigroup.

Esto, sumado a la parálisis política de los Estados para combatir la extensión de la crisis, explica que los rendimientos de los bonos soberanos de ambos centros de la economía mundial hayan caído significativamente, perdiendo su carácter de refugios seguros.

Así, los bonos del Tesoro estadounidense a 10 años tocaron sus rendimientos más bajos desde abril de 1950 (el 1,97%) y los de Gran Bretaña cayeron a los menores desde 1899.

Por otro lado, y sólo gracias a la intervención del Banco Central Europeo (BCE) que los adquiere, los títulos de España y de Italia han apenas reducido sus niveles de riesgo-país por debajo de los 300 puntos básicos.

Esto explica la huída al oro, que ayer tocó los 1.877 dólares la onza, y en menor medida al yen y al franco suizo, esta última una divisa cuyo ascenso no logra ser parado ni siquiera por las fuertes medidas desalentadoras adoptadas por el Banco Central de Suiza.

Mientras el presidente Barack Obama no logra retomar el timón de la política y de la economía de Estados Unidos y Europa se desmorona ante la falta de acuerdos entre el liderazgo de Alemania y el resto de sus integrantes, la recesión se abre paso día a día.

Esto se expresa en las regulaciones de empleo (despidos) en todos los países desarrollados y a la evaporación de una ingente masa de capitales en los mercados de valores, lo cual tendrá su impacto correspondiente en la demanda y el consumo.

Esto, a su turno, repercute en la producción, como se ha podido ya ver claramente en los casos de Grecia, Irlanda, Portugal y España. Y al profundizarse la crisis de la deuda ya recomienza a afectar seriamente a los bancos, como ocurriera en 2008-2009, interrumpiendo el flujo del crédito.

Pero, dos años después de abortada una nueva Gran Depresión, lo que se avizora en el horizonte es que otra recesión tendría características más peligrosas que la anterior.

La razón es que, como lo reflejan los mercados en estos días, el endeudamiento fiscal para evitar la quiebra de los bancos en la última recesión no sirvió para sanearlos.

A lo que se suman políticas de ajuste fiscal a ultranza dictadas por Bruselas para los países europeos, siempre bajo el guión elaborado en Berlín, que conducen a una nueva recesión que terminará ahogando a las economías y llevando la crisis de las periferias europeas al centro franco-alemán.

Hasta aquí, la lección es que el endeudamiento fiscal y las políticas monetarias laxas como las de la Reserva Federal han servido para evitar el desastre. Pero todo indica que se están agotando. Un cambio hacia la ortodoxia del ajuste y el no auxilio a la banca y el sector privado plantea el camino de la depresión.

por Angel Jozami

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