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Pedro Tupac REMAX | 11:23

Emprendedorismo: un verdadero instrumento de integración


El caso de la unidad de la Unidad Peninteciaria Nº9 de la Plata 


Hace un tiempo, nos llega a través de colegas de Patronato de Liberados de la Provincia de Buenos Aires, un pedido de un Juez de La Plata solicitando asistencia para un grupo de 15 internos que tenía intenciones de  conformarse en una Cooperativa de Trabajo para poder producir y vender material lúdico y didáctico traducido en sistema Braille. 


Este trabajo lo venían realizando hacía un año y medio a mano, con una tablilla y un punzón, ya que no contaban (y aún no cuentan) con una impresora braille que les facilitase la tarea. De forma paralela al pedido, y gracias al apoyo de un amigo, llegamos a tener una entrevista con el Juez, quien durante conversación y de manera muy ilustrativa supo darnos un panorama integral de la realidad carcelaria en materia productiva en tan solo 30 minutos de charla.

Ante esta realidad es que nos pusimos ha pensar en la posibilidad de generar dentro de las unidades penitenciarias alguna “especie” de Incubadora de Proyectos Productivos, que acompañase el desarrollo de las distintas iniciativas que allí puedan generarse (por lo general éstos surgen en las distintas cárceles en el marco de talleres montados por los propios internos de acuerdo a su saber hacer: marroquinería, herrería, e inclusive braille por nombrar algunos). Esta posibilidad de ingresar a una Unidad nos permitiría ver in situ de qué manera podría funcionar nuestro proyecto. y sin siquiera dudarlo, tomamos la decisión de apoyar dicha solicitud, interviniendo de manera directa.

La primera visita, en marzo, fue una charla introductoria sobre el Emprendedorismo. Nuestro objetivo primero fue dejarles en claro a las personas allí presentes, que “nuestra intervención trataría de estar lo más despojada de prejuicios, y que les hablaríamos como a cualquier emprendedor o pyme que llega a nuestro Ministerio en busca de ayuda. Esta frase, en un contexto de encierro no es menor. Necesitábamos  que los internos también comenzasen  a despojarse de sus propios prejuicios, del Yo no puedo y el Yo no se. Sabíamos que no iba a ser fácil pero jamás pensamos que seria imposible. Decía Einstein que es más fácil desintegrar un átomo que un prejuicio... Ya lo veremos...

Para nosotros el desafío entonces era poder diseñar un Programa de apoyo para personas privadas de la libertad con eje en el  Emprendedorismo y por este motivo, comenzamos trabajando dicho concepto, alejándonos de aquel que pone de ejemplo cómo “emprendedores”, solo a aquellos que han logrado éxitos rotundos en el mercado. La cuestión central en este sentido fue comenzar a propiciar desde el día 1 la idea de que todos podemos ser emprendedores, solo que las capacidades que hacen a aquel, se desarrollan en forma desigual de acuerdo al contexto donde se desenvuelven desde que nacen.

Para poder llevar adelante este proceso, conformamos un equipo de trabajo y al taller lo llamamos “taller de Emprendedorismo y gestión de emprendimientos productivos”. Su esquema de trabajo fue el siguiente: tres veces por semana (lunes: Taller teórico; miércoles: reflexión grupal a cargo de una psicóloga y una trabajadora social; y viernes: taller práctico). Incluyó por supuesto entre sus contenidos, todo lo concerniente a que los internos lograsen adquirir nociones básicas de cómo planificar y poner en marcha un emprendimiento. Tuvimos en cuenta que si bien la idea era colaborar a virar la visión netamente social que ellos tenían de su actividad (donaciones) incorporando una mirada productiva, no era menor el hecho de que cada uno de ellos se fuese preparando individualmente para tener la posibilidad de crear su propio emprendimiento una vez cumplida la condena. De este modo, estábamos también ayudándolos a “salir en libertad”. Ellos nos hicieron una diferencia tajante entre lo que implicaba esto último y “salir a la calle”. Éste último concepto significaba salir como se había entrado: sin trabajo y sin herramienta alguna (conocimientos, valores y habilidades) para conseguirlo. Salir en libertad entonces implicaba tener todo esto, la posibilidad de elegir cómo vivir sin la presión de las urgencias materiales y económicas.


Con el objetivo de guiarlos en la búsqueda de su negocio y la delimitación de su mercado, la pregunta central que les dejamos en el aire en aquellas primeras semanas era si realmente con la traducción en Braille podrían llegar a montar una empresa que fuese sustentable. ¿Qué vendían en realidad cuando hacían braille? ¿Qué otras cosas podían producir sin perder su preocupación por las personas con capacidades diferentes?

Esta experiencia nos lleva a pensar si se puede lograr establecer programas de formación a emprendedores dentro de las unidades penitenciarias. Me gustaría dejar planteada otra de las ideas que movilizaron a utilizar el Emprendedorismo como herramienta de socialización. Muchas veces intentamos promover que las empresas empleen personas que hayan tenido algún inconveniente con la justicia, con el fin de poder darles un trabajo digno. También es verdad que nos chocamos con la realidad cultural y, lamentablemente, el rechazo que se genera. Lejos de dar un juicio de valor solemos ver, muchas veces, que prima la dádiva en lugar de la convicción de generar puestos de trabajo dignos (el empresario se ve “obligado” por parte del Estado, a generar puestos de trabajo que suelen ser secundarios o superfluos, para el proceso productivo). Esto refuerza la idea que el Emprendedorismo puede ser una verdadera herramienta de inserción social,  porque permitiría por ejemplo formar emprendimientos productivos que sean sustentables con personas que estén intentando cambiar de vida, con lo cual los productos o servicios que generen no deberían tener antecedentes ni valoraciones que rozan la lástima o el rechazo, sino por el contrario, éstos deberían valer lo que vale cualquier producto o servicio de calidad!

Es un tema que vamos a seguir tratando, porque en definitiva la experiencia nos está demostrando que personas que tal vez no han tenido la oportunidad como muchos de nosotros de tener una vida de estudio y trabajo (que suele venir de generación en generación), vienen experimentando cambios en sus actitudes y potenciando sus capacidades emprendedoras. Casos como los de Silvio, Matías, Flavio, Daniel, Gustavo, Lucas, Fernando, Bebo, Gusty, Javier, Cristian, Sergio, Omar, Gabriel y Chan, nos estimulan a pensar que el Emprendedorismo es una herramienta de inserción social, porque ante todo lo que nos permite es cambiar la manera de ver las cosas, des-naturalizando la visión que tiene la Sociedad para con las personas privadas de su libertad.

¿Qué opinan ustedes??
Todos aquellos que quieran ayudar y sumar, son bienvenidos!!!


por Cristian Wertmuller 










P.D.: En otras salidas, iré contando en detalle las transformaciones  que se fueron sucediendo desde que iniciamos este proceso.  Si bien no han dejado de lado el punzón y la tablilla han ampliado su espectro, encontrándose ahora dedicados a la producción de aparatos electrónicos para personas con discapacidad motriz.

En lo personal me gustaría agradecerle especialmente al equipo de trabajo que hemos conformado con emprendedores (porque realmente lo son), con quienes vamos semanalmente: Eugenia, Carolina, Germán, Carla, Consuelo, Soledad y Marcelo (además de compañeros del Patronato de Liberados, el Ministerio de Trabajo de Nación y Pcia, etc.).


Agradecemos a Cristian Wertmüller (http://www.cambioemprendedor.com.ar/ por este articulo pueden escucharlo en nuestra web en la entrevista realizada el 15 de Marzo por este link http://www.despeguee.com/ en el area de Radio Online.
Nos encontramos.
Atte.

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