Algoncas | 18:22
Esperar en Dios no es la mas fácil tarea
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Cuántas veces has pensado que has sido llamado para ser un líder en la Iglesia de Cristo pero temes que tus defectos o imperfecciones te impidan poder alcanzar el éxito tan esperado y se te pasa por la cabeza una y otra vez ¿Creer que eres demasiado débil como para ser un líder fuerte? Bueno te tengo una buena noticia Dios usa a los débiles.
"El da esfuerzo al cansado, y multiplica las fuerzas al que no tiene ningunas". (Is 40:29).
Cuando Dios te llama para levantarte como líder, no te escoge sobre las bases de cuán inteligente, talentosa o educada puedas ser. De hecho, esas son cosas que Dios tendrá que modificar (o algunas veces destruir) antes de que pueda usarte en el ministerio (1 Co 1:19). Un ejemplo de esto es lo sucedido al apóstol Pablo a quien el Señor envió a predicar el evangelio a los pueblos paganos quienes eran iletrados y desechados bajo la clasificación de gentiles por los judíos cuando es conocido que él se había preparado como candidato al Sanedrín (un grupo de hombres judíos de gran prestigio, intérpretes de las leyes religiosas en Israel). Pablo era un judío de un trasfondo cultural y educativo extraordinarios.
En contrapartida a esto podemos mencionar al apóstol Pedro que aunque primeramente el instrumento usado para abrir las puertas de la fe a los gentiles (Hch 10), Pedro permaneció en Jerusalén entre la mayoría de los judíos selectos del imperio romano como: "El Apóstol de los judíos" (Ga 2:8).
¿Qué calificó a Pedro para esa tarea? Por supuesto que no fue su gran ejecución o educación académica. La Biblia le describe como "...hombres sin letra e ignorantes" (Hch 4:13). Era simplemente un pescador, pero Dios le calificó para el trabajo al revestirlo con el poder del Espíritu Santo.
Se cuenta la historia de un ciego y un paralítico que se hicieron muy buenos e inseparables amigos. ¿Qué contribuyó a tal amistad? El ciego cargaría con el paralítico sobre sus espaldas. El paralítico instruiría al ciego respecto al camino en que debería andar y le advertiría de los impedimentos. Su mutua debilidad y necesidad los unió a fin de aprovecharse de la ventaja o potencia que cada uno disfrutaba.
De la misma manera, nuestra ceguera e impotencia espiritual nos deberá conducir hacia unas relaciones de mutua dependencia con Dios en oración, a fin de que nuestra potencia pueda reemplazar nuestra debilidad (flaqueza).
"Mas los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán las alas como águilas, correrán y no se cansarán, caminarán y no se fatigarán" (Is 40:31).
¿Qué quiere decir la Biblia cuando dice: "...los que esperan en Jehová?" Hay dos conceptos envueltos en el asunto de "esperar en Jehová". Estos son los siguientes:
a. Esperar En El Tiempo De Dios. En otras palabras, no tomar una acción mayor hasta que Él le muestre que es el tiempo de actuar.
b. Esperando En Ayuno Y Oración. Emplear tiempo en oración ante la presencia de Dios en servicios devocionales, algunas veces conjuntamente con ayuno y oración.
¿Cómo Ayudan Los Tiempos Devocionales Diarios?
Trate este experimento. Llene un cántaro con agua hasta arriba. Llénelo de tal forma que una gota de agua más haga que se derrame. Luego comience a dejar caer piedras del tamaño de su mano. ¿Qué sucede? Con cada piedra que cae dentro del cántaro, una cantidad igual se derrama fuera del mismo.
Esa es la forma en que renovamos nuestras fuerzas con las de Dios. Estamos saturados del agua de nuestras propias fuerzas. A medida que empleamos tiempo en oración, Dios comienza a dejar caer las piedras de Su potencia y poder. Estas piedras de gracia, desplazan el agua de las actitudes negativas y la incredulidad; las piedras de la dependencia en Dios, desplazan las aguas estancadas de actitudes como: "puedo hacerlo sin Dios". Sus capacidades divinas saturarán nuestras vidas, y nuestra falta de poder es reemplazada por Sus fuerzas.
¿Cómo Debo Conducir Mi Tiempo Devocional?
El siguiente bosquejo fue adaptado de una serie de mensajes de la Revista HECHOS sobre el tema: "Renovando El Hábito Devocional". Éste ha sido de gran utilidad para mí en mis tiempos devocionales.
1) Confesar Su Pecado. Pídale al Señor que le traiga a la memoria cualquier pecado sin confesar. Reconozca o admita tales pecados ante Dios y pídale que le perdone y limpie de ellos (1 Jn 1:9,10).
2) Alabar A Dios. Luego, tome tiempo para dar gracias y alabar a Dios por lo que es y por lo que ha hecho (Sal 100).
3) Entréguese Cada Día En Manos De Dios. Dígale cuánto necesita Su dirección y control. Pídale que le dirija y obedezca cada una de las instrucciones que sienta que Él le esté dando en oración.
4) Ore Por Su Familia, Iglesia Y Creyentes. Ore por los miembros y líderes de su iglesia. Ore por los creyentes en otras partes del mundo. Ore por los huérfanos y viudas (los que no tienen familia).
5) Ore Por Los Líderes Misioneros Y La Evangelización. Ore por sus líderes espirituales. Ore por las tribus y grupos étnicos en la comunidad de su mundo quienes todavía necesitan el evangelio. Ore por los misioneros y por la evangelización de las demás naciones.
6) Ore En Otras Lenguas, deje que la unción del Espíritu Santo descienda sobre usted y ore en otras lenguas y ore por la interpretación de sus oraciones en tales lenguas (1 Co 14:13, 14).
7) Escriba Lo Que El Señor Le Dé Y Hágalo. Tome una actitud de obediencia en respuesta a cualquier cosa que Dios le otorgue en oración.
¿Cómo Nos Ayudan Las Tribulaciones?
Pedro nos amonestó: "… no os maravilléis cuando sois examinados por fuego, lo cual se hace para vuestra prueba, como si alguna cosa peregrina os aconteciese" (1 P 4:12).
A medida que esperamos en Dios, Él enciende el fuego de las aflicciones, las pruebas y tentaciones, a fin de pasar nuestras vidas por el fuego purificador. Cuando lleguemos al "punto de ebullición", dos cosas suceden como resultado:
1) La escoria (impurezas) del pecado y del yo, es purificada.
2) El poder de Dios comienza a obrar en nosotros y a través de nosotros con consecuencias emocionantes y sobrenaturales.
Cuando coloca una olla de cocina llena de agua sobre el fuego, el agua hervirá eventualmente. Usted no podrá acelerarla para que hierva, ni prevenir que hierva por medio de observar el agua, ni tampoco podrá lograrlo si la menea o la ignora. A pesar de lo que haga, el agua hervirá a su debido tiempo cuando alcance la temperatura apropiada. La ebullición o hervor, es el resultado de la aplicación del calor del agua sobre sí misma.
De la misma manera, cuando pasamos por el fuego de las aflicciones o tribulaciones, suceden cosas en nuestro interior sin ningún esfuerzo de nuestra parte. Éstas, son producto del calor de Dios cuando es aplicado al agua de la naturaleza humana. Es entonces cuando experimentamos cambios internos. Nuestros motivos son purificados. Nuestro deseo de pecar es calcinado. "… el que ha padecido en la carne, cesó de pecado" (1 P 4:1).
Sí, esto es cierto: "… pero los que esperan a Jehová [por Su tiempo ya designado en oración y ayuno], tendrán nuevas fuerzas
(Fuente: La siguiente enseñanza es un resumen tomado del IBCP y expuesta en clase por Alejandro Gonzalez)
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